RECOMENDADOR DE ARTES Y ESPECTÁCULOS

Bar y billares

La academia

Por: Luis Enrique Medina

El sagrado templo de la ciudad nunca dejó de ofrecer albergue a las barras de amigos, filósofos de barrios vecinos, albañiles de nuestra cultura o simples confesores.

Desde 1930 lo porteños tenemos un refugio para encontrarnos y hacer lo que más nos gusta: sentarnos a charlar junto a un pocillo de café.

De tan concurrida, a La academia se le pegaron en las paredes todas las discusiones, las poesías, los besos, los disgustos por leer el diario y los susurros trasnochados, dándole la atmósfera de santuario que hoy posee. En este templo  enseñaron Discepolín, el gordo Troilo, el Polaco, el feo Rivero, los pibes Demare y tantos otros maestros, irreverentes y soñadores, que hoy son exponentes de nuestra identidad.

En 1965, el grupo de gente que lo fundó entregó el bar para que nos lo cuide a uno de los tipos más buenos e inteligentes de la ciudad: Luis López. López nos lo protegió y lo mantuvo abierto de día y de noche, como si fuera el zaguán de nuestra casa. Se puede ir a cualquier hora, a pegarle un rato a la bola ocho en alguna de las veinte mesas de billar, que lo marcan como el segundo hogar de los colosos del deporte del taco, la tiza y el humo.

Habiendo perecido su hermano mayor de Avenida de Mayo -con treinta y seis mesas-, abandonado por nuestra inconsciencia y casi devorado por una cadena de pizzerías, La academia tuvo otro destino porque don Luis hizo las cosas bien y educó a su descendencia en el amor por el lugar. Hoy nos lo cuida su nieto Nacho, manteniendo cada gesto del bar pero mejorando y aggiornando su propuesta. Agregó pool, sala de ajedrez y otros juegos de mesa, productos caseros a la hora de la merienda o el desayuno, e incorporó la Picada La academia que posee: Jamón crudo, cocido, tortilla, cuatro tipos de quesos, salame, aceitunas, sánguchitos de miga, y tantos ingredientes, que comen cuatro personas por $140. Mantiene la picada de milanesa, las pizzas y el abierto las veinticuatro horas. También heredó de su abuelo la percepción. Por eso cuida que sólo ingrese buena gente. El clima es de amistad y lo habitan personas de todas las generaciones que disfrutan de la atención de los mozos liderados por José, que a la noche es el más antiguo y constituye otra de las joyas del lugar.

sobreBUE hace esta recomendación de lujo, para mantener vivo en nuestro mapa de bares a este, que fue declarado Notable en el 2011 y es sin lugar a dudas uno de los más tranquilos y amables de la ciudad.

Para  frecuentar en cualquier horario y disfrutar de lo que ofrecen sus anfitriones; es un lugar sano y recomendable para la juventud que desee absorber el conocimiento de los grandes.

 

 

Bar y billares La academia. Av. Callao 368. Abierto las 24 horas.