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Estreno internacional

Maze Runner: Prueba de fuego

Por: Sebastián Tabany

Segunda parte de la trilogía basada en las novelas, Prueba de fuego no repite la fórmula sino que expande el universo y se juega por un enfoque más adulto.

La primera Maze Runner, basada en la trilogía de novelas de James Dasher, si bien pertenecía al género YA (Young adults, o jóvenes adultos) como Los Juegos del hambre, Divergente y tantas otras, tenía la particularidad de estar influenciada por obras maduras como El señor de las moscas y hasta la serie La dimensión desconocida. Un grupo de adolescentes, con la memoria borrada, se encuentran de repente en el medio de un laberinto gigantesco. La elección era quedarse a vivir ahí,  ya que alguien misteriosamente les enviaba comida y pertrechos regularmente, o desafiar el status quo y adentrarse en las paredes borgianas. Clara metáfora de la inconformidad adolescente, el paso de la niñez a la adultez se veía reflejado en su protagonista Thomas (Dylan O´Brien de la serie Teen Wolf) que decide explorar el más allá. Y lo logra. El final de la primera parte era Thomas y amigos que logran salir del laberinto y se encuentran con una civilización devastada y un ejército de soldados que los toma prisioneros. Esta segunda parte, como todo acto del medio, es más oscura, opresiva y desesperante. No por nada su director, Wes Ball retomando el rol nuevamente, cita a El Imperio contraataca como referencia. Si el paso a la adultez era el tema de la primera película, el hacerse responsable por los actos propios es el de esta. Thomas y Co. cruzan el desierto post apocalíptico en busca de alguien que les explica por qué hay una organización que quiere experimentar con ellos. En el camino descubren el origen de la destrucción de la civilización, el por qué fueron encerrados en el laberinto y se tejen alianzas de nuevo, entre los que pregonan por un status quo donde hay un gobernante central que impone su voluntad pero da comodidad y confort contra los que luchan por sus ideales sacrificando el estado de bienestar pero no traicionándose a sí mismos. Con influencias como Lawrence de Arabia y hasta una escena calcada del videojuego The Last of Us, el mundo post apocalíptico de Maze Runner no es original, pero a Ball le interesa más el recorrido de los personajes y llevarlos hasta el límite donde se piensa que todo está perdido. Un clásico segundo acto que deja muchos interrogantes pero que evoluciona en temas y en complejidad con respecto a la anterior.

 

 

 

Estreno en Buenos Aires: 10 de septiembre.