Krakow

Por: Inés Molina

Este bar con aspecto de pub es oscurito, tranquilo y está escondido en la calle Venezuela, un poco apartado del tradicional circuito de San Telmo.

Krakow Bar es ideal para un buen after. Abre temprano y ofrece un servicio de 2x1 que se extiende hasta las 21. Sus mesas de madera, ubicadas contra las paredes de ladrillo, la barra espaciosa y nutrida, los techos altísimos y la iluminación lo convierten en un lugar simplemente mágico.

Y si se pide alguna picada polaca, con encurtidos deliciosos, fiambres y tres clases distintas de quesos, solo falta ver nevar por la ventana para crearse la ilusión de que estamos visitando un pub de la vieja Europa.

Tradicional e innovador, esa sería la definición del Krakow. La cerveza tirada que ofrecen es muy gustosa y está a la par de los demás locales de la zona.

La ofrecen siempre con platitos para acompañar y la sirven bien fría, en deliciosas pintas.

Se puede cenar. Recomendamos las pastas, especialmente el pierogui, una especie de empanadita chiquita, de harina amasada, que se sirve caliente,  aderezada con salsas misteriosas y exquisitas.

Pero su especialidad son los tragos. La coctelería es variada, original y para nada onerosa. Se pueden tomar muchos tragos con poca inversión.

Cada vez que vamos optamos por empezar la noche con los langostinos picantes o las papas para el infarto, y para acompañar, pedimos mojitos: lo preparan con menta fresca, agua carbonatada, lima, azúcar y Havana Club. Son espectaculares.

Para los amantes de lo exótico, recomendamos el White russian: vodka, khalua, leche y un toque de nuez rallada.

Es uno de los pocos lugares que preparan correctamente el Bloody Mary, con jugo de tomate real, vodka, salsa inglesa, tabasco, sal, pimienta, y un shot de limón.

También hay riquísimos tragos que más parecen postres, ideales para los dulceros empedernidos: el Baileys Frozen, por ejemplo, promete un viaje de sabor porque contiene la exquisita crema irlandesa con kahlua salseada en chocolate.

Un plus extra lo otorga el increíble espacio del lugar. La sala es muy amplia, parece que se estira varios metros hacia el fondo. Otra cosa que gusta mucho es la cordialidad de las meseras y la buena música que pasan todo el tiempo: rock nacional, clásicos de los noventa. Para los días de partidos, ya sean de fútbol, tenis, NBA, rugby o fútbol americano, cuentan con una pantalla grande. También hay una Nintendo Wii, para los que gusten de los videojuegos.

Es un bar para ir con muchos amigos, beber y divertirse probando sabores nuevos. El ambiente es relajado, hay buena onda flotando en el aire, y nadie viene a apurar la sobremesa. Si quieren pasar una noche tranquila, pero con actitud y gente en buen plan, lo recomendamos sin dudar.