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Estrenos argentinos

La luz incidente

Por:

Llega a los cines la película de Ariel Rotter protagonizada por Érica Rivas. Una denuncia velada, pero efectiva, a favor del libre albedrío.

Lo primero que sorprende de esta película es que está filmada en un blanco y  negro elegante. No es aquel registro granulando y duro de Bolivia; se acerca más a los filmes de los años sesenta, cuando todavía quedaba el glamour de la época de oro, pero los temas se iban espesando, narrando otras cosas.

La fotografía de La luz incidente es de Guillermo Nieto, que tiene gran experiencia en esto de darle atmósfera a las historias de nuestro cine. Pero en esta se luce especialmente, porque trabaja con una nitidez y una belleza impresionantes.

A ese recurso estilístico se suma la maravillosa música de Mariano Loiácono, que le da un clima piazzolliano al conjunto, aportando un mapa sonoro de cinta de misterio, una piel interesante de film noire protagonizado por una mujer.

En cierto modo, aquí se cuenta un misterio sin resolver, pero en lugar de plantearlo hacia el afuera, ocurre en el interior del personaje, una bellísima y joven viuda interpretada por Érica Rivas. Ella no fuma en boquilla ni busca detectives: trata de entender qué le pasó a su mundo luego de la pérdida de su esposo. Deambula aturdida, dejando que los demás tomen las riendas de su vida -su mamá (interpretada por Susana Pampín), el socio de su marido, su mucama- tratando de conseguir un poco de tiempo para digerir eso tan malo que le pasó.

La Rivas tiene destino de estrella. Excelente actriz, deja todo en la composición de sus personajes, tiene un gran registro y entiende todo lo que está pasando, poniéndose al servicio de la cámara, del guión y de la historia. A través de ella, en La luz incidente,  ocurren las peripecias subterráneas, los puntos de giro, los estados de ánimo del relato. Y ella sabe estar a la altura, logra que una película quizás compleja de interpretar, se lea, prístina, desde los códigos que deja su actuación.

El coprotagonista es un personaje muy interesante, interpretado por Marcelo Subiotto, que logra el delicado equilibrio entre un ser tierno, deseoso de cariño, y un manipulador.

Nunca se dice la época en la que transcurre la película, pero la ausencia de celulares, los coches, la ropa, describen un país sesentoso, de varias décadas atrás. El diseño de arte es impecable, logra sumergimos en ese pasado inmediato, nos otorga esa ligera perspectiva temporal que necesita esta historia para hablar de la mujer y su sujeción. De su infantilización y su sofocación, de la muerte en la cuna de un intento de independencia social, cultural, sexual.

La luz incidente funciona porque es estilísticamente bella, porque su actriz fascina desde la pantalla plateada. Y también porque su guión desnuda e interpela, hacia este hoy, si ese rol de la mujer sujeta o sujetada todavía continúa en nuestros días. 

Estreno en Buenos Aires: 1° de septiembre.