Cariño

Por: Amalia Di Gregorio

Tres seres habitan un campo artificial donde las relaciones se mueven en un baile líquido y frenético. Navegan con cada paso en una montaña rusa de emociones.

Mayra Bonard estrenó esta obra por primera vez en 2010 con otros intérpretes. Trabajando con Futuro y luego con Selección natural, la coreógrafa vio la posibilidad de una nueva tríada para su pieza. De esta manera presentaron Affection (la versión traducida de Cariño) en San Francisco en 2015. Ahora es el turno de Buenos Aires en su idioma original.
La obra construye un electrocardiograma de sentimientos inclasificables. En ella conviven la competencia descarnada por el poder, la pasión de los amores de la adolescencia y el amor maternal. Las situaciones se encadenan en un devenir constante y los personajes fluyen por estos estadíos con una docilidad admirable. La trinidad de cuerpos adopta formas que escapan a la lógica y se transforman en el espacio teñido por la iluminación de Gonzalo Córdova y la propuesta sonora de Diego Frenkel. Juntos trazan una nueva geografía de climas emotivos.
Damián Malvacio, Rocío Mercado y Federico Fontán actualizan este trabajo de una manera exquisita. La textura de sus movimientos hace pensar que uno está frente a tres hermanos, tres animales, tres niños, tres amantes. En medio de su danza se encuentran con la palabra. Palabra que por momentos ordena este mundo sensorial y en otros es objeto maleable en sí misma. Y entonces la canción surge como una explosión de sentido contenido y sumerge al espectador en una vibración que oscila entre lo sensual, lo naïf y lo lúdico.
Es un placer dejarse invadir por la marea de sensaciones que provoca esta particular forma del cariño.