Casados sin hijos

Por: Juan José Bertolaga

Una inteligente propuesta, de gran calidad, que ayuda a reflexionar con humor sobre lo que se supone que debe ser prioritario en una pareja.

Lo que parece ser una desopilante comedia pasatista del autor Matías Del Federico, también autor de Bajo terapia, propone observar una realidad que no es ajena a nadie que ocupe la poblada platea, esa pequeña multitud que se da cita cada noche para ver este exitoso espectáculo que ofrece una de las salas del Complejo La Plaza.

La pareja central, compuesta por el carismático actor Gabriel Puma Goity y la actriz Eugenia Tobal, transita una crisis, quizás debida a un cambio de conceptos que adoptaron.

Intentan llevar una vida sin hijos, aparente sinónimo de tranquilidad, hasta que algo se interpone entre ellos y ya nada será igual:  de pronto ya no piensan lo mismo y eso los enfrenta y los une.

Pretenden no asumir el cambio, pero la realidad es que cuando las cosas ocurren, forman parte de una nueva realidad y hay que hacerse cargo.

Él posee un paladín de sus pensamientos y amigo inseparable, compuesto magistralmente por Martín Pavlovsky, personaje que termina de informar a la platea las consecuencias de no afrontar lo nuevo.

Cada rol dentro de la historia posee una función metafórica. El multifacético Dennis Smith, con una brillante composición del que viene a mostrar la otra cara, la de la diversidad, aporta una tensión muy especial al desenlace de la historia, que dirigen con manos expertas Marcos Carnevale y Mauricio Dayub.

Casados sin hijos es una divertida fábula sobre los nuevos formatos de familia y la aparente aceptación de lo diverso, que nos hará reflexionar sin dramatismos y con mucho humor.

Es una propuesta que ya ha triunfado en otras latitudes del globo, que ha tenido una exitosa temporada y promete seguir convocando multitudes a futuro. Una propuesta más que tentadora.