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Fotogalería

Henri Cartier-Bresson: Fotógrafo

Por: Cecilia Navesnik

El fotógrafo de fotógrafos llegó a la ciudad. El blanco y negro de 130 imágenes lo pinta de cuerpo entero. Una muestra imperdible, a la altura de las circunstancias. 

Quien se haya acercado a la fotografía con ansias de saber más conoce a Cartier-Bresson. Su figura está rodeada por una mística única. Es el hombre longevo que registró gran parte del siglo pasado, el padre del fotoperiodismo, uno de los fundadores de la Agencia Magnum. El flâneur de los viajes por el mundo y los cruces con personalidades clave, el de las célebres afirmaciones sobre el quehacer fotográfico. Es también el de la búsqueda tenaz del “instante decisivo”, el del talento para las composiciones geométricas, el de la sensibilidad para el retrato. El mismo que hizo de la cámara Leica, liviana y portátil, su herramienta fundamental. El que entendió que esa portabilidad cambiaba por completo el modo de hacer fotografía.

Vivió noventa y seis años, de 1908 a 2004. Nació en Francia y, después de incursionar en el dibujo y la pintura, se formó con Paul Strand en la Nueva York de los años treinta.

A pesar de que proponía imágenes simples y su discurso era accesible, lo precede una reputación enorme. ¿Cómo relacionar lo que significó para la fotografía con esa simplicidad? Yo propongo ver esta muestra sin prejuicios. Sus fotos avalan toda esa reputación y más. Se toparán con cosas vistas, pero también con hallazgos. Y frente al trabajo reunido, la magnitud de su figura se hace clara. Su influencia en quienes vinieron después se justifica. Su doble carácter de fotorreportero y artista es indiscutible.

La muestra es vasta y exhaustiva. El armado es sobrio. Está organizada en series por épocas y lugares. Presenta obras de sus inicios, su coqueteo con el surrealismo, retratos, paisajes, viajes, momentos históricos, sus fotos icónicas. Ocupa la sala “Laberinto” de la Usina del Arte y el primer piso del Museo del Cine. Y todo conjuga perfecto con los edificios que la albergan.

Cartier-Bresson celebraba la espontaneidad pero era a la vez meticuloso. Siempre controlaba el proceso de copiado de sus fotos. Las imágenes que se exhiben en Buenos Aires son la última camada que supervisó antes de morir. Su espíritu está ciento por ciento en esta muestra. No esperen más, se queda hasta el 2 de abril.

La Usina del Arte

Caffarena 1. Martes a jueves de 14 a 19. Viernes a domingos de 12 a 21. Hasta el 2 de abril.