Republiquetas (1816 año terrible)

Por: Lucho Gutiérrez

Cuando escuche quejas o desconcierto acerca de qué país somos, la solución es recomendar esta obra, para aportarle una cuota de claridad al presente.

En la temporada anterior, el Teatro Nacional Cervantes seleccionó una serie de destacados directores para trabajar el Bicentenario de la Independencia. Entonces el designado Francisco Civit convocó a Gabriel Yeannoteguy para la proeza y se dispusieron a investigar sobre los hechos que marcaron tan importante gesta. Acudieron al asesoramiento histórico de Javier Trimboli y de Irene Cosoy.

Se dieron cuenta de que la historia nos miente descaradamente y decidieron que difundirían una verdad conocida por pocos.

En algo más de una hora,  los actores Fernando Migueles, Jose Maria Barrios Hermosa y el mencionado Gabriel Yeannoteguy, componen un trío de historiadores que nos dan un cachetazo con hechos reales, los que develan que aquella idea de una patria pacificada, a seis años del primer grito de libertad, en una festividad que hasta incluyó baile y designación de reina de la jornada, no es más que una mentira.

Era una época de luchas sangrientas entre los mestizos, indígenas y criollos que resistían ante un imperio que contraatacaba, que lejos de ser expulsado, volvía por más.

La conformación de diversas republiquetas, territorios con ansias de ser independientes, se producían por doquier. Imágenes dantescas decoraban las nuevas patrias, cabezas clavadas en picas se multiplicaban al borde de pueblos y caminos. Aquel proyecto de país era de una geografía distinta  a la actual, ya que ocupaba sectores de Bolivia y no incluía la Mesopotamia ni la Patagonia, que tan amablemente conquistó y limpió Roca, quien además fue el precursor del cuentito que quedó en las escuelas y que Billiken relata como la verdadera historia. Necesario asistir.