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Estrenos argentinos

Vuelo nocturno

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Llega a las pantallas el tercer largometraje de Nicolás Herzog, que rescata una historia argentina de Saint-Exupèry,  el autor de El principito.

Nicolás Herzog es litoraleño. Nació en Santa Fe pero vivió toda su infancia en Concordia, Entre Ríos. En ese pueblo se recuerda mucho a Antoine de Saint-Exupèry, porque en la década de 1930, el escritor pasó una temporada allí. Dicen que hasta se enamoró de dos niñas francesas que vivían en una especie de castillo encantado.

Ese aire de fábula, parecido al que el francés logró con su obra más leída El principito, está presente en este breve pero interesante documental. Sus imágenes actuales tienen el perfume de las amables tierras entrerrianas, con sus siestas misteriosas y sus infancias detenidas en el tiempo.

La historia real cuenta que un tal Edouard Demachy construyó el palacio San Carlos en Concordia, en 1888. Luego desapareció, dejando la casa intacta.

Unos franceses adinerados la alquilaron, ya entrando en el Siglo XX. Entre sus amplios murallones y su jardín vivieron las hijas de esa familia Fuchs Valón,  Edda y Suzzane Fuchs.

En el terreno del mito dicen que Edda tenía 12 años, que se reía con una cara pícara, que estaba atenta a todo lo que hacía su hermana mayor. Dicen que Suzzane tenía 17 y era muy hermosa. Eran dos princesas de un retiro salvaje, porque el campo estaba muy cerca. Jugaban con zorros que ellas mismas amaestraban, conocían a las serpientes y hablaban en código.

La leyenda cuenta que Saint-Exupèry tuvo un accidente con el avión que manejaba y que aterrizó en ese campo. Y que las chicas se le aparecieron y le hablaron en francés.

El hombre se obsesionó con ellas, con su palacio, que parecía gemelo al de Saint- Maurice de Rémens, en donde él había pasado su infancia aristocrática.

Ese nexo casi invisible entre Concordia y el escritor fue lo que trató de registrar Herzog. Se valió de imágenes documentales, de recreaciones con un casting muy acertado, de cartas del autor, de noticias de periódicos y de dos valiosas entrevistas: una lograda a la mayor de las hermanas, allá por la década del 60, y una grabación del propio  escritor, cuando le enviaba notas al director de cine Jean Renoir, porque querían hacer una película de Vuelo nocturno. Hay un capítulo allí, Oasis, que habla de esas niñas, y del amor que en cierta forma le inspiraron.

Las niñas nunca se casaron. Esperaron al aviador que contaba historias.

El hombre continuó su vida de aventuras, intentando quizás merecer el amor de sus princesas.

El documental logra transmitir ese ensueño, esa fantasía, además de captar lo que significa Saint-Exupèry en Concordia, donde resucita en cada carnaval con carrozas alegóricas, en monumentos, en niños que leen sus libros.

 

 

Estreno en Buenos Aires: 3 de agosto.