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Comedia

Siempre hay que irse de alguna parte

Por: Atilio Tustali

Qué es un recuerdo, sino algo que solamente está en nuestra memoria, eso que solo vemos nosotros, un punto de vista olvidado.

Perdido en la lontananza hay un recuerdo: el pueblo de origen de dos amigos. Esa circunstancia de arraigo bastó para mantenerlos unidos en la gran ciudad. ¿Cuántos somos los extranjeros en esta urbe que formamos un afecto verdadero? Sentimos que ese otro es un par por el simple hecho de haber jugado en la misma plaza los domingos de la infancia, por haber compartido el mismo patio de recreos y seguir recordando los apellidos de maestras y de maestros de vida en los bares de nuestras trasnochadas pueblerinas.

Marcelo Bucossi y Roberto Castro son esos inseparables amigos que un día deciden regresar con una cámara para conservar los detalles de aquellos recuerdos. En ese viaje son acompañados por sus compañeras de vida, esas mujeres que se bancan y se prenden en todas, Mercedes Fraile y Gabriela Izcovich. Pero al llegar, un imprevisto transforma ese sueño de regreso en un calvario.

Conformar un pueblo en escena, por más que la caja negra del NOAvestruz sea una de las mejores de la ciudad, es tarea muy difícil. Sin embargo su autora y directora Gabriela Izcovich logró darle realidad por medio del ejercicio del objeto imaginario, y aquí es el inmenso crédito de sus actores. Con solo verle la cara al inmenso actor Roberto Castro, se configura toda edificación, espacio público o personaje que él cite en escena. Bucossi lo secunda con gran calidad. Ver a Fraile es ver la ternura de la compañera que todos deseamos tener en la vida, ellas son el sostén de estos intrépidos buscadores del pasado que los ha mantenido en pie, que les ha brindado un lugar de pertenencia en esta tierna historia que nos permite disfrutar de actuaciones para observar  en detalle y recomendar a cualquier retoño del género que vea esta masterclass.

 

NOAvestruz

NOAvestruz. Humboldt 1857. Sábados a las 22.