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Muestra homenaje

Rodin, centenario en Bellas Artes

Por: Fernando Arenas

Un homenaje que muestra a cien años de la muerte del escultor francés, la importancia de su aporte a la escultura, un cambio revolucionario que modificó ese universo.

 

Con motivo de cumplirse el centenario del paso a la inmortalidad del genial escultor francés que revolucionará para siempre el espectro de la escultura en el mundo, se realiza esta exhibición que durará hasta el 25 de febrero con curaduría de la directora artística del Museo, Mariana Marchesi, quien ha reunido 19 esculturas y tres dibujos de Auguste Rodin (1840-1917) pertenecientes a la colección estable del Bellas Artes, en la sala 10 de la planta baja.

Entre las piezas que componen la muestra, dos obras clave, La Tierra y la Luna y El beso, trazan el punto de partida de un recorrido que no solo evidencia la revolución de las formas impulsada por Rodin, sino también la apuesta por una estética moderna de aquellos promotores culturales de la joven Argentina en que se fundó el Museo, a finales del siglo XIX.

Además se presentará en la sala 20 una selección de esculturas, también parte de la Colección del Museo, que da cuenta del impacto que el maestro francés tuvo en América. El conjunto incluye trabajos de artistas emblemáticos como Pedro Zonza Briano, Alberto Lagos, Rogelio Yrurtia y Arturo Dresco, quienes eran contemporáneos de artistas argentinos que, en los primeros años del siglo XX, se sintieron atraídos por las renovadoras propuestas estéticas de Rodin.

Una de las coincidencias más importantes de esta historia es que Eduardo Schiaffino, fundador del Museo, mantuvo un vínculo de admiración y amistad con el mismo Rodin, hecho por el cual se encuentran en esta casa magna, obras tan importantes en la producción del artista, que supo tener características humanistas, quien con su vitalismo intransigente y brutal, a la vez que sutilmente sugerente, pletórico de erotismo y potencia expresiva, abrió una nueva dimensión para la escultura, cuyos efectos nunca terminarán y serán por siempre una bisagra en las redefiniciones artísticas de su época.

El trabajo de Rodin desafió las normas de armonía y equilibrio que regían en el academicismo clásico imperante. Marchesi sostenía que sus planteos disruptivos incluyeron nuevas soluciones para la escultura: algunas de ellas "son el uso de puntos de vista múltiples, el modelado de anatomías imposibles y la exaltación de la materia al dejar visibles distintas texturas que habilitan la sensación de inacabado".

Esta exposición permite apreciar en toda su potencia las derivas de las obras del artista pertenecientes al patrimonio nacional. Son en sí mismas una invitación a reflexionar, puesto que su presencia en el espacio público junto a las piezas que integran el acervo del Museo, hacen del escultor un punto de referencia para el arte de nuestro país, que marca un hito en referencia al diálogo con el arte francés de la época. 

MNBA.

MNBA. De martes a viernes, de 11 a 20, y los sábados y domingos, de 10 a 20, con entrada libre y gratuita.