Primal Scream

Por: Patricio Cerminaro

Primal Scream entiende de vanguardia: su disco más popular cambió los años 90 y revolucionó el sonido alternativo. El 1 de marzo, a más de treinta años de su disco debut, visitarán el país por quinta vez, para demostrar por qué son la banda más lúcida de su generación.

Si la historia del siglo XX en Inglaterra puede narrarse a través de la evolución de su música popular, entonces un buen fragmento de ese cuento podría protagonizarlo Primal Scream. Es que, desde principios de los 80 para acá, la banda escocesa ha creado y movilizado algunas de las movidas más estimulantes de la escena: fueron punk y después new wave. Descubrieron temprano el acid house y supieron evolucionar a la música electrónica. Es sencillo: el que no conoce Primal Scream, no conoce la vanguardia.

Hace más de treinta años, su disco debut irrumpía en las bateas con un éxito moderado. No fue hasta 1991 cuando la banda liderada por Bobby Gillespie logró el protagonismo que merecía: Screamadelica no solo se convirtió en su gran álbum, sino en un disco fundamental para entender la década que se venía. Se convirtió en el disco alternativo por excelencia.

De allí en más, han marcado el pulso de los cambios de humor de la música mundial. Han sido protagonistas de la avanzada electrónica, aunque sin perder la actitud rock. Porque Gillespie compensa su falta de simpatía con desfachatez, su look desgarbado con un protagonismo magnético. Y en sus shows no hace falta saltar o gritar. Ni siquiera cantar. Hace falta cerrar los ojos, abrir la cabeza, y viajar a donde el sonido disponga.

Esta será su quinta visita al país. La presentación de Chaosmosis, su más reciente disco de estudio, será la excusa perfecta para repasar más de treinta años de carrera, con promesa de show íntimo y joyas ocultas de su discografía. Pero no sólo eso: también será la oportunidad perfecta para darle un vistazo al sonido por venir. Porque, aunque los años pasen, Primal Scream siempre es la banda del futuro.