El hijo eterno

Por: Atilio Tustali

Un tema universal tratado con poética calidad reflexiva. Un loable pretexto para disfrutar una composición actoral destacada.

 

Este material posee la particularidad de hablar sobre la paternidad desde el discurso masculino y no por casualidad la construcción filosófica del material es en su totalidad diseñada por hombres.

La novela homónima de Cristóvão Tezza, best seller en tiempo récord, es adaptada para su versión teatral por Bruno Lara y dirigida por el multipremiado director brasileño Daniel Herz, produciendo un éxito descomunal en el vecino país. 

La fascinación por el texto da la pulsión a Jean Pierre Noher a producirla en nuestra ciudad. El rol requiere un destacado compromiso y lo confía a su hijo, el reconocido actor Michel Noher, quien acaba de iniciar el camino de la paternidad.

Jean Pierre Noher convoca para la dirección local a Nacho Ciatti, bajo la supervisión del propio Daniel Herz.

La obra exhibe, además del amor y el compromiso que se requieren ante la llegada de un hijo, la entereza que exige el caso, por la particularidad de que el niño nace con la trisomía 21.

La llegada de lo inesperado, de esa posibilidad que desvela a quien aguarda la nueva vida, el proceso de aceptación del destino y el crecimiento de ambos a lo largo de la convivencia, es de lo que habla este material sin golpes bajos y con un profundo mensaje a la sociedad.

Durante poco más de una hora, el texto brota de los labios y el cuerpo de Michel Noher. El actor deslumbra con una calidad interpretativa y gran dominio del espacio, quien a caja negra vacía, trae al escenario de la Sala Alberdi, un sinfín de espacios mundanos y oníricos que son habitados por ese adorable personaje que compone, atravesando un abanico de situaciones atípicas, exhibiendo las debilidades y fortalezas de quien tiene la difícil tarea de atravesar el camino de la aceptación a la devoción por ese ser que ha llegado, con la preciada misión de enseñar. Un nuevo acierto de este versátil actor.