RECOMENDADOR DE ARTES Y ESPECTÁCULOS

Estreno internacional

El conjuro

Por: Sebastián Tabany

Un ejemplo de terror clásico se convierte en una acertada obra de los géneros de casa embrujada y exorcismos.

Si hay algo que le gusta a las películas de terror es autodenominarse como “basadas en una historia real”, como para darnos la sensación de que, efectivamente, lo sobrenatural existe y no estamos exentos de que alguna vez nos pase lo que a los pobres personajes les pasa, ya sean asesinos seriales, fantasmas, monstruos, posesiones o simplemente mala suerte.

A principios de los setenta se dio una mini moda de posesiones, quizás influenciados por El bebé de Rosemary de Roman Polanski y la tendencia al espiritismo provocada por la ampliación de conciencia derivada del consumo de pastillas de colores y vegetales non sanctos. El matrimonio Warren se autodenominaba “demonólogo” e iba recorriendo la costa este de EEUU realizando exorcismos a diestra y siniestra.

Basada en sus vivencias (o lo que públicamente ellos aducen), El conjuro cuenta la historia de un matrimonio (interpretado por Ron Livingston y Lili Taylor) que adquieren una casa a la vera de un lago y junto a sus cinco (¡) hijas se mudan para comenzar una nueva vida. El comienzo de la manifestación sobrenatural es, como toda buena película (y parece que los fantasmas actúan para la cámara), lenta y a cuenta gotas. Una puerta que se abre sola, un reloj que se para y no mucho más. El director James Wan, uno de los realizadores del género más interesantes con films como Saw y La noche del demonio, recicla todos, pero absolutamente todos los clichés del género de casa embrujada como si fuera una lista de supermercado. Paralelamente nos presentan a los Warren (Patrick Wilson y Vera Farmiga) y es una cuestión de tiempo (y de un par de sustos inteligentemente construidos) para que los demonólogos entren en la casa y se enfrenten a lo que está causando los malestares sobrenaturales.

El conjuro son dos películas de terror unidas por la mitad. En el comienzo estamos tratando con una casa embrujada con todos los elementos cinematográficos que definen el género. La segunda mitad es una película de exorcismo con Biblia, agua bendita y versos en latín incluidos. No hay nada original en toda su extensión pero como en el arte importa el “cómo” y no el “qué”, El conjuro termina siendo un producto meticulosamente construido para asustar y lo logra. No hay nada que se salga de lo premeditado, aún cuando los sustos son algunos inesperados. Wan, trabajando con un estudio detrás, no se anima a quebrar el género y es una lástima porque en sus obras anteriores lo ha hecho, especialmente en El silencio de la muerte,  editada solamente en DVD.  

nero kaiju eigaTitanes es un gran homenaje al gs para que un autor tan personal como el mexicano imprima su sello a lo largo de

 

 

Estreno en Buenos Aires: 8 de agosto.