Julia Holter

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La joven cantante está considerada como una de las figuras vanguardistas de la década.

Intenta hacer de tu vida una obra de arte. Esa fue la premisa de Julia Holter, una chica californiana que no se dedicó a hacer temas playeros, si no que puso manos a la obra para estar a la atura de sus declaraciones.

Así surgió Tragedy (2011), su primer álbum, inspirado en el Hipólito, de Eurípides. Lo grabó en su habitación, sola, un puñado de canciones brillantes. Algo entre Kate Bush y Laurie Anderson pero más contemporáneo e  introspectivo.

Julia creció en Los Ángeles, y algo de ese pop inherente en la ciudad se coló en alguna de sus canciones, que también durante su segundo y tercer discos, fueron registradas en solitario, ella frente al mundo con sus teclados. Su voz dulce y sin embargo enrarecida transmite una suave melancolía, algo que no encaja del todo en la normalidad de los armónicos clásicos: un monstruo terriblemente hermoso escondido en un rincón del alma.

Recién en Loud City Song (2013), se animó a compartir los registros. "Grabé con gente porque quería un sonido más poderoso y eso es difícil hacerlo sola”, manifestó. El disco surgió de la lectura de Gigi, una nouvelle de 1944 de la escritora francesa Colette. De ese libro hicieron un musical, que Julia utilizó también para recrear su propia versión. El resultado: unas canciones deliciosas e inquietantes, creepys pero fascinantes, con una cobertura más bailable o con vocación de hit, si se prefiere.

Luego de muchos ensayos y de una discografía prolífica e inspirada, Julia grabó su primer disco en vivo:  In the Same Room (2017).

Este último trabajo será el que presentará en La Usina del Arte los primeros días de agosto (luego de una fecha caída en mayo). Las entradas son gratuitas pero hay que retirarlas primero: se entregarán hasta 2 por persona desde 2 horas antes de la función.