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Cocina de autor

Sucre

Por: Luis Enrique Medina

Uno de los restaurantes que ya se transformó en un clásico de nuestra ciudad. En poco más de una década de vida, lo ancló en ese rango su constante calidad.

Al ingresar a Sucre todo es buen gusto, nos recibe una barra que cubre uno de los costados del salón de punta a punta y de abajo hasta arriba. Su diseño habla de lo clásico, un estaño diseñado y labrado por un artista uruguayo es uno de los signos sobresalientes del mostrador que comandan dos jóvenes y simpáticos bartenders llamados Nicolás y Maxi. Mi trago preferido es el Negroni y lo pruebo en cada sitio, mi favorito es el realizado por Juan en el Jockey Club. Pero éste no tiene nada que envidiarle, el aroma a naranja con el que se perfuma el cristal le da una perfecta combinación a los sentidos de gusto y olfato cuando se toma este trago. El maridaje perfecto es con trozos de clara de huevo duro. Otra prueba fue el Kir royal. La barra es muy buena y para mí es necesaria en un restaurante: la charla previa, la espera a algún comensal es más amena con un buen trago.

El espacio fue inaugurado en el 2001 por el reconocido cocinero Trocca, quien decidió que la preparación del menú sería a la vista, por lo que uno de los atractivos del lugar es ver la confección de cada plato, es una puesta en escena que agradece el visitante, posee un toque de distinción.

Otro de los atractivos visuales es la bodega cúbica que se levanta como la reina del lugar en el centro del salón, las marcas que posee el sitio van desde las etiquetas más tradicionales combinadas con algunas de boutique que son ofrecidas con asesoramiento esmerado.

Fernando Trocca es una persona con muy buen humor y eso en un comercio o grupo de trabajo se nota, si la cabeza es gentil, todo su staff lo será y así lo demuestra Hugo Macchia, mano derecha de Trocca, quien lo suplanta en oportunidades en que el mediático chef realiza viajes en busca de nuevas propuestas o está abocado a sus obligaciones en el exterior.

La carta es una propuesta realmente artística, lo creativo de sus platos muestran una marca registrada que posee desde aquel reducto llamado Llers, cuando su asistente era Máximo Lopez May y juntos descollaron. Este Sucre, posee algunas reminiscencias de aquella carta pero con la lógica mejora que el tiempo ofrece a quien crece. Mi preferido en este lugar es el cochinillo con batatas confitadas y limones en conserva: la combinación es inolvidable. Los precios son lógicos y posee un menú de $170 al mediodía. Creo que es un gusto que hay que darse.

Sucre

Sucre 676. Tel: 4782-9082.