Cuadro a cuadro: 101 años de animación argentina

Por: Marta Cotty

Un paseo a través de la historia de nuestro cine animado. Imágenes en movimiento de ayer y de hoy que movilizan también los mejores recuerdos.

Es una alegría ver el Museo del Cine renovado y bien emplazado en su actual sede de Caffarena. Lejos quedaron los tiempos en que resguardaban décadas de filmografía en una casa vieja y húmeda de la calle Sarmiento.

Hoy, el siempre atento personal y la comodidad de las instalaciones permiten pasar un momento divertido y emocionante recorriendo sus dos pisos.

En la planta baja hay una muestra permanente que comienza con una antigua mesa de animación, de aquellas que se utilizaban para calcar acetatos. Hay cámaras viejas de distintas épocas, fotos del primer cine argentino, aquel con Libertad Lamarque y Floren Delbene, afiches originales, loops de películas mudas y una interesante línea de tiempo que recorre nuestros hitos cinematográficos.

La época de los grandes estudios, el cine liberación y el de vanguardia, el cine de los ochentas y el nuevo cine argentino están representados de manera moderna e interactiva.

En el piso de arriba puede verse la muestra que ocupa esta recomendación: Cuadro a cuadro: 101 años de animación argentina. En ella se homenajea a nuestro cine animado, que fue entrecortado y hecha a pulmón, pero no por eso menos apasionante y valioso.

Existe un importante espacio de la exposición dedicado a Quirino Cristiani, pionero, creador del primer dibujo animado de la historia, El Apóstol (1917), estrenado durante el período mudo, y de Peludópolis (1931)  el primer largo animado sonoro. Se conservan expuestas, las siluetas de cartulina de Juan Pueblo y el Peludo, los protagonistas del film.

El sector de tapas de revistas infantiles es un camino directo a la nostalgia: Tía Vicenta, Patoruzú, El mono relojero y sus adaptaciones cinematográficas desembocan en pequeños fragmentos proyectados. También hay un recorrido por la labor de Cinepa, empresa que en los años cincuenta filmó cortos publicitarios y de animación más comercial en donde Próspero, una especie de vizcacha, peleaba en el Luna Park en Puños de campeón, gracioso corto dirigido por Jorge Caro.

Quizás lo más entrañable sean los objetos dedicados a García Ferré y sus personajes: Anteojito, Ico el caballito valiente, Manuelita y Larguirucho, entre muchos otros. Hay muñecos, cortos publicitarios, revistas, afiches originales, fondos artesanales, perfectos,  y hasta acetatos con personajes, además de fotos testimoniales de animadores y dobladores.

Un viaje perfecto a las regiones de la infancia. Esto propone la muestra, que es ideal para hacer con chicos y que si todo va bien, se extenderá hasta noviembre.