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Comedia musical

Divino Amore

Por: Ana Larravide

Carlos Casella, María Merlino, Marcos Montes y Alejandra Radano juegan el gran juego del teatro. Con belleza, humor y maravilla. 

Cuentan que en Roma, en la década del 60, el lema La imaginación al poder desbordó sobre una viuda y una huérfana: las Palmi. Alfredo Arias las recrea con amor. Sus disparatadas personalidades deslumbran. En ropajes de monja medieval –Merlino-  o como la Salomé art nouveau que encarna la gran Radano.

Vestuario que Pablo Ramírez se debe haber divertido tanto al crear: los colores se abren y cierran como alas, multiplicadas en la gran sombra que contrasta contra los velos fucsia. (Qué cómico el misterioso strep tease de Salomé. Y el auxilio que le presta Herodías amontonando, solícita, velitos).

Marcos Montes pasea a tranco largo su dorada túnica de Herodes y ofrenda a Salomé la cabeza del Bautista sin conseguir más favores que los de la imaginación.

Los cisnes de Casella dejarían pasmado a Tchaikovsky. Su lento baile persiguiendo la pluma con que lo imanta Montes es total elogio de la locura. Y su irreconocible Celestina Grimoldi post NY muestra lo mucho que puede cambiar alguien si se lo propone.

Sin fidelidad a ninguna convención salvo que el teatro es juego estos actores de voces privilegiadas y plasticidad extraordinaria reviven, dirigidos por Arias, a la mínima compañía que divirtió a Fellini y Passolini y que enjoyaba las noches romanas con alegre desprejuicio. 

China Zorrilla decía: “Vamos al teatro para ser felices. Por eso ese burbujeo de champán en el ánimo antes de que se encienda el escenario, el murmullo, la espera del cuento como niños encantados. ¡Cuando la entrega del público se da así, cuando nos creen lo que contamos, los actores nos sentimos dichosos como Sherezade: esa noche salvamos la vida!”

Larga vida a Divino amore. Gracias, Arias y Cía.

Teatro de la Ribera.

Teatro de La Ribera. Av. Pedro de Mendoza 1821. Viernes a domingos a las 20:30.