Killing Joke

Por: Juanjo Méndez

La agrupación inglesa de culto, responsable de delinear el sonido del post-punk e influir directamente en el industrial y el grunge, llega por primera vez a la Argentina para celebrar sus 40 años de carrera.

 

A pesar de haber sido históricamente desplazados por la crítica de rock más exquisita, pocas bandas fueron tan importantes para definir el sonido del post-punk como Killing Joke. Formada en Londres en 1978 con el ambicioso objetivo manifiesto de "definir la belleza de la era atómica”, el grupo desplegó desde sus primeros años su teatralidad bizarra y shockeante, dentro de un imaginario que los hermana al goth rock de bandas como Bauhaus y The Sisters of Mercy .

A partir de su álbum Night Time (1985) -que incluía los hits Love Like Blood, Kings and Queens y Eighties- la banda transformó su sonido hacia melodías más accesibles, cercanas al new wave (Blondie, The Cars, B-52s) y al new romantic (Duran Duran, Ultravox, Spandau Ballet), como sucedió con prácticamente todas las agrupaciones post-punk al ingresar en la era MTV.

Más allá de su cambio de dirección en los 80, los sombríos acordes de “Geordie” Walker -y su estilo particular de tocar la guitarra- junto a la potente voz de Jaz Coleman, la batería de Paul Ferguson y el bajo de “Youth” Glover, inspiraron al núcleo de la música alternativa de la década siguiente: el metal industrial (Nine Inch Nails, Faith No More, Marilyn Manson) y el grunge (especialmente Nirvana y Soundgarden).

Con cuatro décadas de carrera y quince álbumes de estudio bajo el brazo, Killing Joke continúa vigente como una banda fresca y agresiva, fuente de inspiración inagotable para múltiples generaciones de fans y artistas de todo el mundo (en Argentina, Sumo es un caso emblemático). Este mes, visitan el país por primera vez -junto a los locales Juvenilia- con un show que invita a sumergirse en la oscuridad de la noche.