Enobarbo

Por: Atilio Tustali

Una desopilante comedia con autoría del querido Acobino y puesta en escena de Osqui Guzmán, se destaca en la cartelera del Teatro Cervantes.

Alejandro Acobino fue un autor  iluminado. De su amplio abanico de estilos y temáticas, el actor y director Osqui Guzmán elije este material en formato de comedia que había sido concebida para que la interprete. Hoy la presenta bajo su dirección en la sala Orestes Caviglia

Al inicio del milenio, Acobino estaba seducido por el filósofo, político, orador y escritor romano Séneca, conocido por sus obras de carácter moralista del período en que el Imperio Romano había perdido los valores de sus antepasados, dando lugar a una sociedad amoral y antiética que la condujo a su propia destrucción. El autor pretendía realizar una metáfora con nuestra sociedad, pero en el proceso dramatúrgico, se dejó llevar por la riqueza bizarra del personaje de Nerón, último emperador de la dinastía Julio-Claudia, proveniente de la familia Enobarbo.

Realizó su objetivo con ese personaje en el rol central, dándole a la posteridad un material maravilloso, que bien supo conducir su inseparable amigo Osqui Guzmán, componiendo esta propuesta llena de matices que nos dan las herramientas suficientes para reflexionar sobre nuestra sociedad y la interminable repetición de ciclos por los cuales transita inexorablemente la humanidad, sin poder transformar sus males.

“La vida es como una obra de teatro. No importa cuánto dure, lo importante es prepararle un buen final”, dice Atticus, un esclavo de Séneca, en la primera escena de la obra interpretada por Manuel Fanego, Pablo Fusco, Leticia González de Lellis, Osqui Guzmán, Javier Lorenzo, Fernando Migueles y  Pablo Seijo, con maravillosas actuaciones.