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Ácido thriller

Rojo

Por:

Con una impresionante cosecha de premios –Concha de plata al mejor director, mejor actor y mejor fotografía-  sigue en cartel la inquietante película de Benjamín Naishtat.

 

A Benjamín Naishtat le gusta el cine de terror. Eso pudo verse en su opera prima, Historia del miedo. Pero más todavía le gusta señalar los tics de la clase media argentina; es como el niño de El traje del emperador, que se anima a pregonar la desnudez del rey.

En su universo, sin embargo, no hay ninguna moraleja. Hay climas ominosos, repudio de compartir el país con una clase social otra, miedo, incomodidad, gente sometida a un relato de odio.

Rojo transcurre en los meses anteriores al golpe del 76; cuenta la historia de Claudio, un abogado de provincia bien establecido, con esposa e hija adolescente, que se ve envuelto en un hecho atroz. 

La película se desenvuelve entre el orden de los gestos, las palabras y las sociedades del abogado para silenciar este acontecimiento.

Podría decirse que estamos ante un decálogo de momentos violentos consensuados. El director consigue, con bienvenida maestría, filmar el clima de terror social que legitima cualquier cosa.

Sus personajes con sucios, deshonestos, cómplices y desangelados. Mala gente, con mala policía y malos gobiernos.

El casting es excelente. Darío Grandinetti se luce componiendo a Claudio, logra el prototipo de la bonhomía impostada del pequeño burgués. Su socio de aventuras es Claudio Martínez Bel, que la rompe como Vivas, el amigo corrupto: su trabajo es perfecto.

Diego Cremonesi, en una breve secuencia, quiebra en mil pedazos la pantalla con su desesperado personaje. Alfredo Castro, el actor que encarna al investigador chileno, instala un aire de surrealismo que traslada la historia a otro nivel, subconsciente y aterrador. El elenco se completa con Andrea Frigerio, Laura Grandinetti, Susana Pampin (hermosa) como la profesora de danza; Rudy Chernicoff,  Mara Bestelli y Rafael Federman.

Hay algo de bestialismo en el cine de Naishtat. Pero bestialismo del capitalista, del que se pone un traje para matar. En Rojo describe un desorden, una anomalía en el sistema. Su paso deja una atmósfera inquietante, que se sostiene a lo largo del film pero de una manera sorda, larvada, atrapante, muchísimo más aterradora y letal que la violencia explícita.

Recomendada.

Espacio INCAA. Sala Gaumont.

Espacio INCAA. Sala Gaumont.  Av. Rivadavia 1635. Tel: 4371-3050.