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Estreno internacional

Sin control

Por: Sebastián Tabany

Keanu Reeves es un asesino a sueldo en un thriller homenajeando la vieja escuela del género.

Keanu Reeves es el Dorian Gray moderno. Habiendo cumplido cincuenta años en septiembre, el libanés de padre hawaiano y madre inglesa ha venido desafiando el tiempo desde hace rato. Y además Keanu es una rara avis en Hollywood. Fue el protagonista de la trilogía de Matrix y después huyó del estrellato y se refugió vaya uno a saber dónde – es sabido dentro de la comunidad cinematográfica mundial que el actor no tiene residencia fija y va boyando de país en país-. Gracias a la obra de los Wachowski, Keanu le agarró el gustito a las artes marciales y su carrera desde entonces está voluntariamente relacionada a eso. El año pasado dirigió en China The Man of Tai Chi, un film de género y además produjo Side by Side, un documental sobre la incidencia de lo digital por sobre el fílmico en la cinematografía mundial. Definitivamente Keanu no es la típica estrella de Hollywood que vive en Los Angeles rodeado de rubias incandescentes que se transporta en un Bentley.

En Sin control, Reeves es John Wick, tal el título original, un asesino a sueldo quien es devuelto de su retiro para vengarse de un mafioso y su hijo (el sueco Michael Nyvquist y el inglés de Game of Thrones, Alfie Allen). No hay demasiada historia en el clásico relato de este género, pero desde su reinvención a fines de los sesenta con A quemarropa de John Boorman – y después popularizado por la serie de El vengador anónimo con Charles Bronson en los setenta y ochenta – la estructura ha permanecido inalterable. Una serie de viñetas donde el protagonista se enfrenta a secuaces cada vez más duros hasta llegar al Gran Jefe, esqueleto argumental que los videojuegos han copiado con éxito desde su incepción. Como en todo género puro, lo que importa de verdad es la forma y Sin control, dirigida por dos especialistas en dobles, Chad Stahelski y David Leitch, y escrita por Derek Kolstad, rescinde del abuso de lo digital y propone una vuelta al cine antes mencionado, con un estilo seco y duro. No hay edición frenética para esquivar la sangre y transformar la película en apta para mayores de 13 sino que hay una intención clara en contar el relato para adultos.  Y su fortaleza es su implacabilidad. No hay demasiados momentos de sosiego sino que el film transcurre sin parar, sin desarrollo de personajes – algo adrede – para no perder tiempo en el relato. Lo que importa acá es cómo John Wick va avanzando hasta lograr su objetivo, no una exploración de su persona. Y gracias a los enemigos que encuentra, interpretados por Willem Dafoe, Ian McShane y Adrianne Palicki, Sin control no pide perdón por no desarrollar personajes sino que está orgulloso de su género y lo abraza con total éxito.

 

 

 

 

Estreno en Buenos Aires: 11 de diciembre.