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Estrenos internacionales

McFarland: Sin lí­mites

Por: Sebastián Tabany

Kevin Costner se vuelve a poner en la piel de un entrenador pero con choque cultural incluido.

Las películas de deportes y Kevin Costner son viejos conocidos. Si bien el hombre comenzó en papeles diversos, siendo Los Intocables de Brian de Palma su primer gran protagónico, de a poco en su carrera fue eligiendo films que están ligados a los deportes. Quizás eso se deba a su juventud como miembro de varios equipos de béisbol y básquet o a que siempre le gustaron las figuras de autoridad como son los entrenadores. Lo cierto es que Costner a los sesenta años se despacha con otra película de unos de sus géneros preferidos (el otro es el western).

McFarland es un pequeño pueblo rural de inmigrantes mexicanos que trabajan los campos cosechando frutas y verduras. Allá por 1987 llega al lugar Jim White (Costner), un entrenador que por problemas de conducta, el único trabajo que consiguió es ser profesor de gimnasia suplente en la secundaria del pueblo. Frustrado pero no derrotado White ve cómo los alumnos después del colegio (o a veces en lugar de él) salen corriendo para trabajar en los campos a cosechar. Se le ocurre la idea de armar un equipo de cross country aprovechando la resistencia física que poseen algunos de esos adolescentes explotados y poder ayudar a encauzarlos en la vida.

A priori, la sinopsis de McFarland tiene varios puntos en contra: 1) El salvador blanco que viene a rescatar a los nativos; 2) La inevitabilidad de la historia que sabemos que va a terminar con una carrera, con la persona menos probable salvando las papas.

Bueno, sí y no.  Sí, que no es una película cínica y es sentimental. No, que el choque entre la cultura anglosajona de White (sí, se llama así la persona real en la que está basada la historia, algo de lo que la película se hace cargo cuando los entrenados lo llaman “Señor Blanco”) y los habitantes mexicanos con sus costumbres iconográficas de vírgenes y fiestas de quince está manejado relativamente bien. Mérito de la directora, la neocelandesa Niki Caro quien ya se había inmerso en otra cultura, la maorí, en Jinete de ballenas.

Acá Caro se toma el tiempo en descubrir la vida de los mexicanos en el medio de California y de no juzgar, sino de incluir y aceptar que forma parte de Estados Unidos, quiérase o no. Otro punto a favor es que White no es el salvador. Sí, es un entrenador que logra que los adolescentes descarriados entrenen y corran pero, y a Costner se nota que le encanta esto, su personaje es un tipo honesto pero falible. Y que al final no salvó a los recolectores rurales sino que todo el pueblo lo salvó a él.

Estreno en Buenos Aires: 5 de marzo.