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Estrenos internacionales

La jugada maestra

Por: Sebastián Tabany

El famoso match de ajedrez entre Bobby Fischer y Boris Spassky es el eje central del film sobre la vida del prodigio norteamericano.

Por la sencilla razón de que el campo de batalla transcurre en la mente de los jugadores, el ajedrez no es una actividad que a priori sea ejecutable en términos cinematográficos. Dos personas mirando un tablero durante horas no es el paradigma de lo kinético. Por esa razón no ha habido demasiadas películas sobre el ajedrez y de las que hubo se concentraron más en los protagonistas que en el deporte en sí.

En 1993 el guionista de "La lista de Schindler", Steven Zaillian, dirigió "Jaque a la inocencia" (Searching for Bobby Fischer), donde un niño prodigio es aconsejado por dos maestros, uno clásico que le da libros y videos de partidas para que aprenda y otro de la calle, un cuasi homeless que juega al speed-chess en una plaza pública. El inclasificable Christopher Lambert se metió en el mini género en "Enigma mortal", un policial ambientado en una de las finales internacionales. En 1984, Michel Piccoli era el contrincante de un ruso en la muy guerra fría "Juegos peligrosos" (Diagonal du Fou), los que nos lleva a remitirnos al ajedrez como ejemplo cinematográfico de cine de ese período, Oeste versus Este, Rocky versus Ivan Drago pero con músculos mentales.

La más famosa de esas partidas fue entre el norteamericano Bobby Fischer y el soviético Boris Spassky en 1972. Fischer era el Mozart del ajedrez, un gran maestro a los quince y campeón mundial a los veintinueve. Su vida, siempre tormentosa, fue objeto de incontables documentales enfervorizados por su comportamiento errático y paranoico que lleva a la eterna discusión de la relación entre genio y sanidad mental.

En "La jugada maestra", el siempre correcto pero nunca descollante Edgar Zwick ("Leyendas de pasión", "Diamante de sangre"), decide contar la historia de Fischer desde su niñez hasta el famoso match contra Spassky. La película está dividida en dos partes: su infancia y juventud y cómo su crianza, sumada a un problema psiquiátrico no tratado, lleva a forjar su personalidad; y la segunda parte, el partido en sí. Mientras la primera es algo que ya conocemos (infancia traumática + herencia paternal= genio antisocial), la segunda brinda nuevos aires a la forma de encuadrar y filmar una partida de ajedrez.

Tobey Maguire interpreta a Fischer y su estilo de actuación le sienta bien al personaje. Maguire siempre fue un actor sobrio, más afecto a la poca demostración y la expresión de su sonrisa enigmática antes de exteriorizar sentimientos. El Fischer de Maguire es un volcán a punto de erupcionar que cuando se encuentra con Spassky se enfrenta a su mayor desafío, no solamente dramático sino también actoral. El ruso es interpretado por Liev Schreiber, otro actor contenido, que opaca a Maguire con un par de miradas y la elección de no hablar jamás inglés sino ruso. Schreiber, quien está en cartelera con la ganadora del Oscar a la Mejor Película por "En primera plana" (como el editor en jefe del diario Boston Globe), es un intérprete que ha venido creciendo a fuerza de talento y no escándalos y su Spassky es otra lección de alguien que estudió mucho y se forjó en las tablas antes de saltar a Hollywood.

 

 

Estreno en Buenos Aires: 10 de marzo.