El escorpión

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Con dramaturgia de Patricia Suárez, se presenta esta obra de secretos y territorios familiares.

La construcción de nuestra nacionalidad puede historiarse de muchas maneras. Una es hablando de la propiedad de la tierra. El mapa se generó saqueando,  robando,  expropiando terrenos. Esa visión, si se quiere,  puede llevarse al interior de diferentes etnias, de diferentes pueblos, o de diferentes familias.

Y la familia es el punto de vista que elige Patricia Suárez para contar un relato de despojo, de violentas relaciones de sangre.

Se apoya en recuerdos de su propia abuela. Pone en escena a tres personajes: Isotta, Lucía y Fiore.  Ellos son hermanos, prisioneros de una tierra que codician pero que no aman. Detrás del sentimiento filial hay competencia, hay un padre que se está por morir, hay un testamento.

El teatro de Patricia Suárez se destaca siempre por sus excelentes diálogos, por la capacidad de pintar aldeas enteras y atmósferas muy propias, llenas de gracia, pícara ironía, cierta clarividencia.  Su universo es muy femenino, pero en su costado más mordaz, más tramoyero, y sabe trasmitirlo de una manera tan divertida, que hasta la cosa más cruel que esté mostrando va a estar teñida de un gran sentido del humor.

Marisa Costas y Cynthia Mykietyn componen a las hermanas con una acertada mezcla de dramatismo y comedia, siempre a punto de pelear o de aliarse contra el hermano, bien interpretado por Alejandro Curlane, que solo tiene su pobre fuerza bruta para enfrentarse a esos seres viperinos.

Hay sorpresas, puntos de giro, y un espacio escénico muy bien aprovechado por Claudio Aprile, el director. Además de su excelente dirección de actores combina los momentos y los cortes entre escenas, generando fluidez y dinamismo casi cinematográfico. El diseño de luces y el vestuario acompañan todo el proceso.

El escorpión pica para rascarse en donde duele; para cuestionarse esas identidades territoriales que hicieron a nuestras familias, a nuestro país, a nuestra forma de pelearnos entre hermanos. Recomendada.