Mi perro López

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Una enternecedora historia de amistad con un ser de cuatro patas.

La platea del Teatro 25 de Mayo está a oscuras y un telón de terciopelo oculta la plaza que cobijará a López y  a Chico. La historia comienza así: Chico Zampaglione  adopta a un perro -López- , lo rescata y  López -el perro-, a su modo también rescata a Chico.

Una historia  de Gastón Cerana que reúne encuentro, ternura y amistad. Simple pero efectiva, con diálogos ágiles, con guiños hacia los adultos y canciones perfectamente coreografiadas.

Un perro López, maravillosamente interpretado por Omar Calicchio y  su Chico Zampaglione,  que no es otro que Gustavo Monje. La dupla Calicchio-Monje conoce el paño, funciona, tiene talento, química y años de recorrido en escena. Juntos trabajaron bajo la dirección de Hugo Midón en  aquel  inolvidable espectáculo El salpicón y  en Stan y Oliver.

El elenco se completa con Diego Sassi Alcalá, Mariano Magnífico, Andrea Lovera, Romina Ruiz. Actrices y actores con buenas performances, talento y ductilidad para componer diversos personajes. Todos tienen voces increíbles y los arreglos vocales, tan prolijos, denotan un gran oficio.
Desde el piano,  camuflado dentro de un puesto de golosinas del parque, acompaña  Juan Ignacio López.

La dirección conjunta de la obra es buena. Por momentos, la huella de Hugo Midón se deja ver en  Calicchio, hay cierta impronta de excelencia: los cuadros cortos, precisos.

Las escenas están enmarcadas por una iluminación a tono, la puesta general es bella; el vestuario, colorido, posee varios cambios y se complementa  a la perfección con objetos escénicos,  los cuales son manipulados poéticamente. La escenografía es versátil y por momentos sorprende.

Todo funciona  justo a tiempo, una obra para el disfrute. No faltan la emoción y la ternura, que resignifican el vínculo entrañable que se forja con las mascotas.

Se sale del teatro con ganas de comprar un hueso, llevárselo a tu perro y abrazarlo.