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London City

Por: Inés Molina

El año pasado cerró sus puertas. Pero de alguna manera fantástica, casi como de recurso de cuento de Cortázar, este bar entrañable de Buenos Aires se reinauguró para festejar el primer centenario de don Julio.

“Y bueno -dijo López- vamos al London, che, Perú y Avenida". Esta es una cita de las muchas que hacen referencia al London City en la primera novela publicada de Julio Cortázar, Los premios (1960).

El escritor fue habitué de este espacio que tuvo un pasado de confitería, muy a tono con el local del cual se desprendió. El London City nació como una dependencia de la tienda inglesa Gath y Chaves. En los locos años veinte, esa casa de comercio copaba la Avenida de Mayo, comprando casonas de la época del ruido, como la mansión Ortiz Basualdo, para anexarla a sus galerías. La tienda necesitaba una confitería, y pasando la primera mitad del siglo demolió los pisos superiores, mandó a diseñar una cúpula e inauguró el edificio del London que conocemos hoy, en 1954.  

Pasaron muchas décadas. Cortázar se fue a vivir a Francia, las fachadas a la española de la Avenida fueron desapareciendo, pero el London permanecía ahí, como un baluarte de esos tiempos idos.

El movimiento de la gente hacía que el cafecito estuviera siempre listo, al paso y a cualquier hora, además de ofrecer un salón cómodo y fresco para leer, tomarse una cerveza o tener una charla tranquila con amigos.

Pero los primeros años del siglo XXI le fueron adversos. La inestabilidad económica y el cambio de firma le hicieron resignar clientes y prestigio. El año pasado me asusté cuando lo vi cerrado a cal y canto.

Por suerte para mí, y para los amantes de los espacios porteños incunables, el área de Patrimonio histórico de la ciudad tomó cartas en el asunto y el mítico bar estuvo listo para reabrir sus puertas justo en el centenario del nacimiento de Julio Cortázar.

Se trabajó con el objetivo de restaurar el London original. Los arquitectos recuperaron las molduras del techo, y destacaron el espejo que preside el local. Hay una barra de café, documentada en distintos escritos, que busca rescatar el concepto de un cortadito rápido antes de seguir trajinando por la city.

La carta es un lujo. Además de exquisitos platos para almorzar, hay suculentos desayunos y meriendas, tortas, masitas, medialunas de grasa y de manteca.  Para un brunch existen opciones entre panes, frías y calientes, ideales para acompañar con licuados naturales o una rica cervecita, depende el momento del día.

El nuevo London City abre también los fines de semana. Hay mucho turista sacándole fotos a la mesa que usaba Cortázar, mirando los cuadros que replican su figura por todo el entorno. Para los más nostálgicos, también exponen imágenes del local desde su fundación hasta el presente. Son las que indican que el London es una de las anclas que sostiene a Buenos Aires dentro de su propia, inalterable, belleza.

 

 

 

 

Avenida de Mayo y Perú.