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Arte argentino

Museo Xul Solar

Por: Cecilia Navesnik

El museo dedicado a este original artista argentino funciona en la que fue su casa en Buenos Aires. El edificio y su colección se suman para delinear su atractiva personalidad.

Se inauguró en 1993, con el objetivo de preservar, investigar y difundir su obra. Junto con objetos, esculturas y documentos, se exhiben pinturas -de entre 1915 y 1962- seleccionadas por el propio Xul. Al enorme interés de la muestra permanente, se agrega el de su biblioteca personal, de 3.500 volúmenes. El museo cumple su cometido con creces y se convirtió en un paseo elegido (y repetido) por porteños y visitantes de la ciudad.

¿Cómo definir a Xul Solar? Primero hay que situarlo: vivió entre 1887 y 1963, entre Europa y Argentina. Fue un artista de estilo único. Excéntrico e incansable, estudioso y prolífico. Muy vinculado a la música (tocaba varios instrumentos), esta tendría gran influencia en sus obras y sería la protagonista de varios de sus experimentos. Le interesaban la astrología, las religiones, la filosofía, la magia y el misticismo, temas en los que se involucró apasionadamente. Cercano a la arquitectura y a las artes decorativas, dejó numerosos escritos sobre sus muchas investigaciones.

¿Cómo definir sus pinturas? Primero, una sentencia: quien vio una obra de Xul Solar sabe reconocer otra. Son abarrotadas y llamativas, llenas de motivos esotéricos y espirituales. Están protagonizadas por ciudades fantásticas, laberintos, escaleras, paisajes, figuras, rostros, animales. Y símbolos, muchos símbolos. Su sello distintivo fue el color. Y su material predilecto, la acuarela.

Dos datos claves para pintar su retrato: estaba obsesionado con la búsqueda de un nuevo lenguaje que simplificara la comunicación entre los pueblos (de ahí el neocriollo y la inclusión de números y palabras en sus obras), y fue amigo incondicional de Borges (con quien compartía intereses y divertimentos, en uno de los vínculos más fructíferos y convocantes de la cultura argentina).

Soñaba con ciudades volantes como la solución a un mundo superpoblado. Pintó las teclas de un piano para ejecutar movimientos musicales inspirados en colores. Hizo su carta astral en forma de composición plástica. Anhelaba alcanzar la sabiduría universal.
Xul vivió en Tigre sus últimos diez años, en una casa que se proyecta como futura casa-museo. Con ella, el legado de este enorme artista seguirá su expansión. Hasta entonces, los espera en Laprida 1212.

Laprida 1212. Martes a viernes de 12 a 20. Sábados de 12 a 19.

www.xulsolar.org.ar