Farra

Por: Amalia Di Gregorio

En argot el título significa juerga, descontrol, algarabía. Una palabra que concentra la idea de fiesta y baile frenético. Este término cobra vida en escena de la mano de dos actores multifacéticos que bailan abrazados a la emoción. 

Ana Gurbanov y Virginia Leanza se conocieron estudiando Composición en Danza Teatro en la UNA. En febrero de 2015 comenzaron a trabajar con un interés en común: investigar pautas de composición desde el movimiento con actores no bailarines.

Así aparecieron Francisco Benvenuti y Andrés Granier, actores dirigidos previamente por Gustavo Tarrío en obras como "El hijo de amateur" y "Lo que yo tuve". Gran descubrimiento de las coreógrafas, dado que hoy el dúo funciona de manera sensacional en escena. Los dos hombres se visten de niños, de mujeres enamoradas y abandonadas, de cantantes de una cantina de mala muerte y de animales marinos. Transitan con una sutileza deliciosa por diversos estadios de la emoción contenida. Bailan con los ojos, con la voz y con la inhibición.

"Farra" posa una lupa sobre los sentimientos que quedan ocultos entre los mandatos sociales y las copas de champán, en una celebración decadente. Y en medio de ese viaje, invita al espectador a acompañar a los intérpretes en la fiesta de su intimidad.

Con una justa condensación de elementos, la escenografía de Leonardo Ruzzante, junto a la iluminación de Fernando Berreta, construye un universo único y emotivo que fluctúa entre zonas de humor y angustia. Ningún elemento es caprichoso, como tampoco lo es el vestuario de Mariela Maffioli, que acompaña de manera orgánica las texturas emocionales de las escenas.

Es un placer ver a estos dos peces nadar en el agua de lo sensible. No dejaría de asistir.