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Danza Teatro

El escape del gusano

Por: Gustavo Friedenberg

Una hilarante propuesta retro futurista que denuncia nuestra pasión por los líderes.

Silvina Grinberg no es una coreógrafa convencional. Un interrogante cotidiano pero original atraviesa todas sus creaciones, que siempre están cargadas de humor. Junto a obras anteriores suyas como Rolando y María y El escondido, esta nueva creación es una joya que atesoraremos los amantes de este género donde danza y teatro son uno para con y entre lo uno y lo otro; pura teatralidad en movimiento.

En El escape del gusano, a través de una atmósfera espacial, con referencias a la ciencia ficción como tradicionalmente la ha entendido el cine, y sin embargo, mediante una transposición totalmente lograda, la directora nos sumerge en un mundo por momentos caótico o de dudoso sentido, y a la vez, de una riqueza única.

Los bailarines están cuidadosamente elegidos - la voz de un todopoderoso dice que son bailarines - pero esencialmente y por oposición a la palabra: son cuerpos. Se lucen Marina Brusco y la expresiva Josefina Balmaseda. A su lado, Diego Gómez parece de otro planeta, tallado a escala propia y ostentando una virilidad que problematiza a su contrafigura Ollantay Rojas, poniendo en cuestión la tipología de lo masculino. Completa el equipo la genial Mariela Acosta que navega con exquisita sutileza del humor al drama, dando cátedra de lo que es el cuerpo activo del intérprete en su máxima potencia.

El espacio se convierte en un personaje más. “En la esquina hay un agujero” – dice la voz – y así Grinberg obliga a preguntarnos si estamos dentro o fuera de ese agujero. Ya no se trata de en qué parte del Universo, sino de qué lado estamos, hacia dónde nos dirigimos y a quién estamos siguiendo.

La obra opera en muchísimos niveles, y el espectador que se permita perderse en esta persecución, se verá compensado por una multiplicidad de valiosos encuentros.

El portón de Sánchez.

El Portón de Sánchez. Sánchez de Bustamante 1034. Sábados a las 23.