Gregorio Imaginario

Por: Gustavo Friedenberg

Una propuesta que pone la imaginación por las alturas.

Para los aficionados a la danza independiente en nuestra ciudad, el nombre de Ana Armas se asocia inequívocamente con la danza aérea, de modo que una obra infantil creada y dirigida por ella, cuyo eje pasa por la construcción de una narrativa resulta cuanto menos una curiosidad.

Tal vez inspirada por su maternidad, su labor docente con niñes o la simple curiosidad del artista cuyo motor inagotable es la indagación, desde hace algunas semanas puede verse en el corazón de Parque Patricios Gregorio Imaginario, como suelen decir, una obra para toda la familia.

La puesta es tan simple como atractiva: los colores, el vestuario y el diseño de objetos responden a una lógica que es infantil más no aniñada y que no utiliza como estrategia de seducción la saturación o la espectacularidad, sino que por el contrario enfatiza que no hay tecnología aplicada o dispositivo que supere las posibilidades del ejercicio de imaginar.

Temáticamente puede recordarnos a la famosa Toy Story que plantea desde la mirada del juguete la preocupación por su destino ante el crecimiento del niñe portante y, dicho sea de paso, el pasaje de niña a adolecente en la puesta de Armas es una síntesis perfectamente lograda que corrobora aquel aforismo popular de que una imagen vale más que…, por lo demás, si nuestro protagonista no es un juguete es sin dudas un estupendo compañero de juegos.

En los roles de Amanda y Gregorio, Lucila Schmidt y Gastón Santos componen personajes tan queribles como verosímiles, que se ganan la participación espontánea, atenta y respetuosa de los mini espectadores. Además está el siempre hipnótico poder del cuerpo en altura, del desafío de la gravedad que nos permite por momentos evadir la presencia de los arneses para contemplar la belleza de las figuras suspendidas, la añorada ilusión de flotar en el aire. Es posible que algunos espectadores -adultos- se queden con ganas de ver más danza y acrobacias aéreas, sin embargo las obras nunca son piezas terminadas sino apenas un estímulo provocador; para lo demás está nuestra imaginación.

Con un cronograma movedizo las funciones que restan en 2021 serán: